La leyenda dice que los años que faltan en el relato bíblico de la vida de Cristo, los pasó en Cachemira, aprendiendo las artes del Hatha Yoga. Algunos hindúes, la mayor parte de ellos sadhus saivitas, sostienen que el dominio de Cristo de las artes de la ilusión y su poder aparentemente “oculto” procedía de su aprendizaje como yogui. Citan su habilidad para caminar sobre el agua y llevar a cabo milagros menores, como convertir el agua en vino, como prueba de su capacidad yóguica, viendo en sus poderes los (siddhis) logros que son una consecuencia de esta disciplina. Además la leyenda cuenta que la historia de la crucifixión, es una demostración de Cristo como siddha (maestro yogui). Así se dice que Jesús no muere en la cruz, sino que detuvo los latidos de su corazón para simular la muerte física. Como en el Hatha Yoga, usó su cuerpo como una metáfora para el avance espiritual, tomando sobre sí los pecados de sus seguidores, que podían entonces eliminarse por medio de la austeridad. Luego se reanimó pasados los tres días de trance y reapareció ante sus discípulos.
Cristo es considerado una deidad entre los hindúes, de lo cual hay muestras, por ejemplo en la misma Bombay, donde sus imágenes son cubiertas con guirnaldas de flores en demostración de veneración. .
Sin dudas esta leyenda, a mi parecer, hace a Cristo aún más grande. Ser un Maestro Yogui y haber podido realizar todos estos actos, nos demuestran aún más su grandeza, su entrega y su máxima iluminación.
CIMAN – JULIO DE 2010
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