jueves, 11 de noviembre de 2010

Parte 3. La Espiritualidad Celta. Sus vínculos con los Receptores de la Luz Cósmica


A diferencia de otras prácticas espirituales, la cultura celta legó el concepto de la transformación en movimiento. El celta era el guerrero que entendía que la batalla es personal y un proceso constante que conduce a la auto transformación.
Su visión combativa estaba ligada a una sólida espiritualidad, representada por el respeto y el tributo a las fuerzas naturales y a todos los habitantes visibles e invisibles del universo.
Este mundo mágico y mítico estaba regido por la rueda del tiempo que marca ocho festividades fundamentales, para el desarrollo personal. (luego serán publicadas las ocho festividades básicas del mundo celta).
Esta concepción circular del tiempo, refleja su concepto de los ciclos de la vida: la muerte y la resurrección constantes. y el concepto de eternidad del alma que se encarnara cuantas veces sea necesario para librar la batalla que conduzca a la auto transformación.
Remarcamos que los Celtas creían que el alma era inmortal. De esta manera el guerrero celta luchaba sin miedo frente al enemigo, convencido de la inmortalidad de su ser y su posterior reencarnación. Estos conceptos: inmortalidad del ser y reencarnación,  los acercan a los budistas y cristianos.
Referirse a la espiritualidad celta es evocar a sus sacerdotes-magos, en el concepto más amplio de la palabra mago: sabio, transformador de almas. Los DRUIDAS y DRUIDESAS, herederos y practicantes de la sabiduría milenaria de la Tierra y el Cosmos. Conocedores de los secretos que permiten el equilibrio de todas las fuerzas. Aquí es necesario recordar y evocar la mitología más conceptual y gráfica del mundo celta que son las escritura sobre el Mago Merlín (Celta-Cristiano) y su más fiel discípulo: El Rey Arturo. Sobre los cuales nos referiremos más adelante.
De la espiritualidad y mitología Celta, de sus conceptos fundamentales y de sus instrumentos, hemos rescatado algunas herramientas para el Guerrero Espiritual contemporáneo o Receptor de la Luz Cósmica. Consideramos de gran ayuda la práctica de los rituales de fuego (energía), la meditación, la contemplación de los amuletos rúnicos y la geometría sagrada (astronomía) celta, entre otros.

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